Sorteo de dos ejemplares de Un pavo rosa

Bueno, tanto hablar de ese libro, tanto hablar de ese libro, y muchos todavía no lo tienen siquiera en sus manos. Como yo sí que tengo algunas copias y los libros me comen el espacio en casa, he creado un sorteo («giveaway») en Goodreads.

Sorteo de libro en Goodreads

Un pavo rosa (Acto I) por Diana Gutiérrez

Un pavo rosa (Acto I)

by Diana Gutiérrez

Finaliza el 4 de abril de 2016.

Ver los detalles del sorteo
en Goodreads.

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Hay en juego dos copias de Un pavo rosa (Acto I) FIRMADAS Y DEDICADAS. Es decir, os las dedico a vuestra persona y os las envío a casa por la cara. La única condición es tener una cuenta de usuario en Goodreads y una dirección de envío en España.

Garantizo:

  • Risas
  • 90% de probabilidad de que el libro os guste mucho (es más o menos el porcentaje de éxito que ha tenido hasta ahora)
  • Nostalgia de los 90

No garantizo:

  • Que no se os suban los colores al leer algunas escenas
  • Que no queráis matar a alguna de las protagonistas de vez en cuando
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Un pavo rosa tras los focos: El hombre de La Mancha, los musicales y el kitsch

¡Hoy es el día en que sale a la venta el acto I de Un pavo rosa! Y esta es la penúltima entrada de Un pavo rosa tras los focos, en la que intentaré responder a preguntas como “¿pero por qué un musical? ¿Pero por qué El hombre de La Mancha?”.

En las entradas anteriores he hablado de mi vida preadolescente, adolescente y universitaria. El último año de mi carrera me fui a Alemania con una beca Erasmus.

A mi facultad no le sobraban las becas y yo acabé en lo que probablemente sea la ciudad más fea que hayáis visto jamás: Bochum, en la cuenca del Ruhr. El Ruhr es un afluente del Rin, por la zona de Düsseldorf y Colonia, y toda su cuenca es una zona tradicionalmente industrial. Con increíbles explosiones de naturaleza, eso sí. Por ejemplo, nosotros teníamos que cruzar un bosque entero (porque de bosquecillo nada, aquello era un BOSQUE) para ir a una de las tabernas de las residencias universitarias. En medio del BOSQUE había un único y solitario farol que marcaba más o menos la mitad del camino.

Pavo_narnia

En aquel oscuro y germánico lugar también creían en Narnia.

ALEMANIA con MAYÚSCULAS

Alemania era grande. Los alemanes eran grandes. Los lavabos y váteres eran grandes. Había ropa de mi tamaño y aún más grande. Los trenes eran grandes, las residencias eran grandes, caían grandes cantidades de nieve que formaban grandes capas. En las tabernas del barrio se bebía a lo grande.

Aunque había muchas cosas de Alemania a las que me costó adaptarme (y no, ninguna tiene que ver con la escasez de jamón serrano), en el aspecto académico recuperé parte de la ilusión que la facultad me había machacado. Había tenido profesores estupendos que me habían hecho pensar e interesarme por sus asignaturas, pero un 70% de mi currículum se componía de materias que repetían temarios y que, además, no me interesaban en absoluto.

En mi facultad de Madrid, todo el mundo daba por hecho que queríamos trabajar en el cine o, si no era posible, en los servicios informativos de alguna cadena de televisión. Yo nunca había sentido con fuerza la llamada de la profesión audiovisual, sobre todo por la normalización académica y laboral que comportaba. Los rodajes me estresaban, la complejidad técnica de las cámaras me hacía sudar y, sinceramente, me importaba un pito qué equipo de fútbol hubiese ganado la liga. No entendía por qué tenía que saberme esas cosas como condición sine qua non para aprobar algunos exámenes. Podía recitar los nombres de los finalistas de Eurovisión de los últimos años, sabía quién había sido la última plusmarquista de atletismo y podía describir la influencia de los libros de Enid Blyton en Harry Potter, pero eso no importaba. Una vez más, el rodillo del común denominador de los gustos se imponía, incluso en un entorno supuestamente erudito. Y se ve que lo que a mí me interesaba, fuera arte, deporte o literatura, era digno de ser mirado por encima del hombro como una frikada.

Eso fue hasta que llegué a Alemania.

Alemania es una de las cunas del kitsch y el camp. Solo hay que decir que prácticamente inventaron el eurodance. En Alemania no sienten vergüenza si los platós de sus televisiones parecen sacados de los años setenta. No les da vergüenza ir por ahí peinados a lo Farrah Fawcett. No les importa poner a Bananarama en un bar. Ni bailarlo. Si bailan mal, no es su problema. Si les gusta una música ratonera, no es su problema.

A Alemania, en muchos sentidos, le falta toda la vergüenza y esa urgencia continua de aparentar ser más y mejor que por aquí nos sobra.

No, tu Todd Solondz no mola más que mi Jan Švankmajer

Nada más lejos de mi intención que destacar las maravillas de Alemania. Solo digo que cuando una estudiante a la que le encanta la cultura popular, pero que no tiene ningún deseo de ser parte de la élite de los creadores de cultura popular, se topa con los cursos de la Universidad de Bochum, es normal que sienta una descarga de adrenalina.

Por primera vez, en la universidad no era ningún problema que a mí me interesaran las películas de género o el cine de palomitas. Muchos de los profesores tenían intereses parecidos. De hecho, les parecía muy bien que alguien quisiera investigar sobre el terror slasher, sobre los dibujos animados europeos, sobre Daria o sobre Star Wars. No consideraban, como me ocurría en España, que alguien interesado en Todd Solondz era automáticamente mejor y académicamente más válido que yo. (Entre otras cosas, porque se da la casualidad de que a mí también me gusta Todd Solondz, solo que a lo mejor mi afán investigador recae en otras cosas.)

Me volví loca escogiendo asignaturas como:

  • Análisis del rol estructural de las telenovelas
  • El cine de Bollywood
  • Televisiones y medios de comunicación en Oriente Medio
  • Historia del cine musical
  • Conceptos del placer en la televisión y el cine

Cuando la vicedecana vio mi propuesta de programa, levantó una ceja y me preguntó:

—¿Y cómo quieres tú aprender a realizar un informativo con una asignatura que se llama… conceptos del placer?

Probablemente argumenté que los conceptos del placer me servirían para tener una perspectiva más relajada a la hora de hacer esas cosas, pero lo que me habría gustado contestarle era más bien: “¿Y cómo no sabes tú que esta es una carrera-batiburrillo, una carrera donde lo mismo me podía gustar el cómic que la radio o las películas porno, y que yo solo me metí aquí porque me fascinaba la cultura pop y no querré nunca realizar un informativo?”. Da igual. Coló, o tuvieron que tragar porque tampoco había mucho más.

La vida es un carnaval

Cuando empecé el curso, dedicaba los martes enteros al cine musical. Por la mañana teníamos la historia del género y, por la tarde, clase de Bollywood con proyección de película incluida. Llegaba a casa por la noche, henchida de música y felicidad.

Siempre me habían gustado las películas musicales. Me fascinaba ese frágil equilibrio entre lo alegre y lo triste, lo impostado y lo auténtico. Una película musical podía contarte cosas durísimas mientras los personajes cantaban y bailaban con una sonrisa (como bien reflejó Bailando en la oscuridad).

Por entonces el género musical no se hallaba en su cota más alta de popularidad, aunque poco a poco despuntaba. Acababa de estrenarse en Estados Unidos ese hito sobre las tablas que fue Wicked. No existían Mamma Mia, We Will Rock You, Hoy no me puedo levantar, y nadie quería llevar al teatro El rey león. (Nota: Paz me ha sacado de mi error, El rey león se estrenó en teatro a finales de los 90.) No había apenas compañías que pusieran en marcha grandes musicales y, en mi facultad, a nadie se le habría ocurrido hacer una reivindicación del género en el cine, con la posible excepción de la reciente Chicago, que al menos tenía el rollo trágico de película póstuma.

En Alemania aprendí muchísimo y vi muchas películas musicales. Me decepcionó Ha nacido una estrella, reconocí el atractivo de West Side Story, me encantó Los paraguas de Cherburgo. Fuimos desde El cantor de jazz hasta los vídeos musicales. Y por la tarde, las películas de Bollywood me abrían un mundo, este sí, totalmente desconocido. Si Alemania era un lugar donde el kitsch campaba a sus anchas sin vergüenza, la India jugaba en otra división, simplemente.

Una de mis películas favoritas fue Kuch Kuch Hota Hai. En ella había uno de los triángulos amorosos típicos de las películas de Bollywood, pero la diferencia era que este triángulo estaba formado por dos chicas y un chico (suele ser al revés) y, además, la película era en gran parte una comedia. Me gustaba que en Bollywood concebían sus productos como una mezcla de emociones y no como algo adscrito a un género concreto. Era el concepto de masala, “un poco de todo”. Canciones incluidas, por supuesto.

Nuestro trabajo final fue sobre Devdas (2002), un remake de un dramón clásico extremadamente prolijo en lo visual. Sus juegos con el color y la composición eran fascinantes. He vuelto a verlo varias veces con otras personas, y hace no mucho escuché una melodía en un paki y corrí a preguntarle al dependiente si eso que sonaba era parte de la banda sonora de Devdas. Se quedó muy sorprendido… ¡No sabía la cantidad de veces que había tenido que verme las escenas de coreografías para tomar notas y sacar capturas!

Un pavo rosa entra en juego

Flash-forward de casi dos años hasta el momento en el que germina en mi cabeza la idea de Un pavo rosa. Pensemos en esa estudiante que llevaba esas pintas de Eduardo Manostijeras. Vale, pues se las ha quitado; ahora va más bien colorida, como las películas que le gustan, en plan hippy pero con menos arte. Imaginadla sola en una habitación de Barcelona, ya explicaremos cómo ha llegado hasta ahí. Pongámosle una botella de vino en la mano, alguna otra sustancia en el cuerpo y varias palomas dejándole regalitos en el alféizar de un patio interior. Suena una canción de Devdas en el ordenador, pero eso es todo lo que queda de la época germana. El ambiente es desolador.

La chica (ya hemos dicho que borracha y viendo elefantes rosas) quiere escribir una novela y sabe que quiere ir de dos adolescentes muy distintas que se enamoran. Tiene claros los referentes temáticos, pero aún no sabe por dónde puede tirar la historia.

De la nostalgia de los colores nace el deseo de escribir una novela que homenajee la época feliz de la vida en la que todo parece nuevo y brillante. Y de la sensación algo alucinógena de irrealidad, de performatividad de la propia existencia, nace la idea de una obra que represente una obra que represente otra obra, y así hasta crear un bucle infinito.

Sí, lo flipaba. Literalmente.

Primero pensé que tal vez podía crear este efecto con las cartas de la baraja y la historia de las cartas de la baraja española. Serían cuarenta capítulos, uno por cada carta. Después abandoné la idea y pensé que lo más sencillo era utilizar la representación de un musical. Pero… ¿cuál?

Pasé fichas y fichas en mis recuerdos, pero ninguno de los musicales que yo conocía se ajustaba del todo a la historia que quería contar. El diluvio que viene era demasiado religioso. Me metí en páginas sobre cine musical y estuve echando un vistazo a los títulos hasta que encontré uno que me llamó la atención: El hombre de La Mancha.

Yo, don Quijote

El hombre de La Mancha (Man of La Mancha) es un musical de Dale Wassermann de 1965 que, ya de por sí, está basado en otra obra de por todos conocida: El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes (por cierto, nacido en Alcalá de Henares). A su vez, podríamos decir que esa obra está basada en las novelas de caballerías de la época, y así hasta el infinito. Es decir, ya de antemano predisponía a la creación de ese bucle de representaciones.

Cuando leí la sinopsis del argumento, lo tuve claro: it’s a match. Cervantes, preso en la cárcel, interpreta a don Quijote. Y la que en la obra es llamada Dulcinea se pasa media obra mandando al diablo al señor Alonso Quijano y diciéndole que ella es Aldonza, la prostituta, y que deje de llamarla de otra manera, que la está rayando mucho porque ella no es esa persona. Y Cervantes/Alonso Quijano/Don Quijote le contesta que la realidad es lo que uno crea y que, si él la ve como Dulcinea, Dulcinea bien puede ser. Aquello le iba a mi historia como un guante. Una de mis chicas sería don Quijote, y la otra, Dulcinea.

Fue un poco complicado encontrar el guion original de la obra, pero por suerte, ahí estaba también la versión en película con Sofía Loren para ayudarme a tener una visión más pictórica del asunto. Lo que más me gustaron fueron las canciones. Y de nuevo, todo iba sobre ruedas: José Sacristán y Paloma San Basilio habían interpretado ese mismo musical en Madrid en 1997, así que me fui a una tienda de discos (por entonces todavía existían) y me compré la banda sonora de la obra.

Los fragmentos de canciones que hay insertados en Un pavo rosa son, más que nada, fruto de darle al stop y transcribir lo que acababa de oír, aunque la mayoría ya me las sabía de tanto escucharlas. Supe que Aldonza era mi canción favorita, que Dulcinea me daría mucho juego y que Yo soy yo, don Quijote me serviría para presentar los juegos de relaciones entre los personajes.

Exactamente este CD doble.

Exactamente este CD doble.

Y la casualidad hizo de las suyas

Este año se conmemora el IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. Da la casualidad, la inmensa casualidad, de que no solo se publica el acto I de Un pavo rosa, sino que se volverá a representar en Madrid y Barcelona el musical de El hombre de La Mancha. Aunque ya vi la obra en un pequeño teatro de Alemania, nunca la he visto en español y para mí será toda una experiencia. ¿Vamos juntos?

Los interesados, que sepáis que queremos montar el grupo en Barcelona para el jueves, 25 de agosto de 2016, a las 21:00. Contactad conmigo para coordinarnos. Es probable que también vaya a verla a Madrid… pero en cualquier caso, siempre se puede montar allí un grupo alternativo. Realmente es una obra que merece la pena y, si la han actualizado, puede quedar algo muy interesante.

(No creo que lleguen al punto de que a don Quijote lo interprete una mujer. Pero siempre podéis imaginaros a Álex declamando.)

En la próxima y última entrada de la serie Un pavo rosa tras los focos hablaré de aquella frase lapidaria de mi ex, que hoy se me ha quedado en el tintero, de la accidentada escritura de la novela y de lo que realmente pienso acerca de Nick y Álex. Me quedo con las ganas de contar algo más. Como es lógico, cuando pensé en la obra musical adecuada para el acto I también encontré la que haría el “juego de espejos” en el acto II, y también me emocioné porque cuadraba a la perfección. Pero no tendría gracia si os estropeara la sorpresa, así que de momento me lo callo. Con un poco de suerte, la publicación del acto II coincide con otro aniversario. 😉

[Última entrada: De botellas de vino en Barcelona a… botellas de vino en Barcelona]

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Preguntas frecuentes sobre Un pavo rosa

Última actualización: Noviembre de 2018

Estas son preguntas que me hacen con cierta frecuencia acerca de las novelas de Un pavo rosa e información general para cotillas curiosos. Aviso que contienen pequeños spoilers de la primera parte, así que si aún no la has leído, quizá sea mejor esperar a hacerlo. 🙂

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Teenage Fashion, de Garry Knight. ¿Os creéis que estas muchachas son de 2009? Van tan coloridas que casi las puedo situar en los 90.


 Sobre la novela y sus secuelas

P: ¿Un pavo rosa tiene segunda parte? ¿Cómo se llama?

R: La segunda parte se llama Un pavo rosa 2 (Acto II): You’re The One That I Want, y salió a la venta el 11 de abril de 2018. Puedes comprarla en la web de la editorial y leer allí los dos primeros capítulos.

Más que una secuela, es una continuación que cierra la historia de Un pavo rosa. Yo escribí el grueso de la historia de una vez y solo la dividí en «libros» cuando me di cuenta de que sería absolutamente imposible publicar un tocho como el que había producido. Desde el principio le planteé esto a la editorial como una historia en dos volúmenes y, cuando les pasé Un pavo rosa, ya existía una versión incompleta de Un pavo rosa 2 en mi ordenador.

Esto viene a decir que en mi opinión, la chicha, la miga, el mondongo de la historia de Álex y Nick, está en el acto II.

P: ¿La segunda parte de Un pavo rosa sucede también en Alcalá y con los mismos personajes?

R: ¡Sí! La segunda parte comienza donde acaba la primera, aunque al igual que esta, buena parte está contada a través de flashbacks. Para más información, lee esta entrada: ¿Qué puedes esperar de Un pavo rosa 2?

P: ¿Cómo se te ocurrió la idea de Un pavo rosa?

R: Versión corta: Quería participar en el NaNoWriMo de 2007, había encontrado un puñado de cosas escritas de cuando tenía quince años y sentí una mezcla de horror y fascinación. Me dije: “Quiero escribir una comedia gamberra sobre dos chicas con mucho humor y un poco de sexo, una mezcla de esto, Sugar Rush y Fucking Amal”.

Versión larga: Lee las entradas de Un pavo rosa tras los focos.

P: ¿Piensas escribir otros libros de Un pavo rosa?

R: A ver… Un pavo rosa tiene una estructura de musical y, por tanto, concluye con el segundo acto. Ahora bien, es casi seguro muy probable posible que la historia de Álex y Nick se prolongue en otros libros bajo un título distinto. No obstante, esto no va a llegar inmediatamente (y mucho menos después de las 614 agotadoras páginas de Un pavo rosa 2), así que si te interesa, tendrás que tener mucha paciencia.

También escribo relatos para «rellenar los huecos» antes de, después de y durante Un pavo rosa, a veces con otros protagonistas: son los Entreactos. De estos puedes esperar alguno que otro en los próximos años, más que nada porque se me ha hecho corto el tiempo que he pasado con algunos personajes. 😉

Por último, tengo a medias un spin-off de fantasía (sí, de fantasía) que tiene como protagonistas a Richi y sus hermanos. Esta historia tiene vínculos en común con Un pavo rosa, pero sucede en un lugar distinto y con una trama totalmente diferente. No es mi prioridad ahora mismo, pero que sepas que existe y que quizás algún día vea la luz.

P: ¿Un pavo rosa es una novela lésbica?

R: Sí, pero también es muchas otras cosas. Es una novela lésbica porque las protagonistas son dos chicas y la historia habla de la relación romántica entre ellas, pero no creo que “novela lésbica” sea un género en sí. Ante todo diría que es una comedia.

P: ¡¿Comedia?! A mí Un pavo rosa me parece una historia muy triste y muy dura, sufro mucho con ella.

R: Bueno, quizás se acerque más a la dramedia o a la comedia negra. Quieras que no, narra circunstancias duras en clave ligera. De todas formas, hay más personas que piensan como tú. (Mi madre, entre ellas. No termino de entenderlo.)

Sobre las protagonistas

P: ¿Cuál es la fecha de nacimiento de Nick? ¿Y de Álex? ¿Qué signos zodiacales son?

R: La de Nick se menciona en el libro, es el 11 de septiembre de 1981. La de Álex es el 28 de febrero de 1981. Me gusta celebrar sus cumpleaños en Facebook y Twitter. En cuanto a los signos, son Virgo y Piscis respectivamente. No creo en el Zodíaco, pero ambas me pegaban con esos signos por distintas razones. Para saber qué edad tendrían en la actualidad, os refiero a la pregunta de arriba.

P: ¿Los nombres de Álex y Nick tienen alguna relevancia, más allá de ser sus apodos?

R: Me dijeron que coincidían al 90% con los nombres de los protagonistas de cierta novela romántica de Federico Moccia, pero cuando empecé a escribir esta historia aún no se había publicado ese libro ni yo conocía al autor. Sí que tienen un significado más allá de los apodos. La respuesta está al final de Un pavo rosa 2.

P: ¿Álex es lesbiana y Nick es bisexual, o cómo va esto?

R: Más que nada, son jóvenes. Ellas deciden cómo quieren definirse: actualmente Álex no se define y Nick dice que es bisexual. Personalmente, creo que aún es un poco pronto para ponerles etiquetas. Aun así, me gustaría destacar que sí, siempre pensé que Nick sería bisexual y que he querido representar distintos grados de la escala Kinsey en los libros, por lo que me mola mucho cuando alguien destaca que hablan de bisexualidad.

Sobre otros personajes

P: ¿Por qué el señor Moretón tiene ese apellido tan extraño?

R: Era el apellido del cantante de un grupo de indiepop cuyo disco compré a finales de los noventa. El grupo se llamaba Aneurol 50 y nunca he logrado encontrar más cosas de ellos. Ahora bien, el nombre completo del profesor es un guiño al autor clásico de teatro Leandro Fernández de Moratín.

P: ¿Quién escribe los grafitis que hablan mal de Nick?

R: En Un pavo rosa ya se insinúa su autor. Para los lectores menos sutiles, se dice y juega un papel importante en Un pavo rosa 2.

P: ¿Quién escribe lo de “Un pavo rosa es una cosa pavorosa” en el instituto?

R: Eso aún está por escribir. Me lo guardo para algún Entreacto.

P: ¿Qué profesión tenía el padre de Álex y por qué murió?

R: Era diplomático español, destinado en Berlín-Este. Murió de un infarto repentino, o al menos esa es la versión oficial.

P: ¿Qué relación hay REALMENTE entre las madres de Álex y Nick?

R: ¡Uf! No me puedes preguntar esas cosas… todavía. En Un pavo rosa 2 hay algo más de información, pero para saber todos los detalles, habrá que esperar. CON MUCHA PACIENCIA.

P: ¿Cómo se llama en realidad la Tore?

R: Victoria Torero, se dice en el libro. En versiones anteriores de la historia fue Belén.

P: ¿Rafa es negro?

R: Sí.

P: ¿A Tore le gusta un poco Nick, o me lo he imaginado?

R: Son imaginaciones tuyas. Aunque esos ojos verdes de ciencia ficción…

P: ¿Cuál es el verdadero nombre de Cheli?

R: Consolación. En casa la llaman Consuelo.

P: ¿Richi y sus hermanos son gitanos?

R: Richi y sus hermanos son hijos de paya y gitano. Aunque tienen una red de familiares y conocidos gitanos y en ocasiones se identifican como tal, es una identidad fabricada sobre todo por oposición y no tanto por pertenencia. Fundamentalmente se sienten del Lianchi.

P: ¿Cuál es el orden, de mayor a menor, de los hermanos de Richi?

R: De mayor a menor: Boyardo, Nata, Richi, Carmen, Manu, Beibi y Pichita. Al mayor no se le ve la cara en todo Un pavo rosa y los pequeños apenas salen, pero no porque me faltaran las ganas, sino porque NO CABE TODO EN DOS LIBROS, aunque el segundo sea bien gordo. Richi actúa como si fuera mayor que Natalia, pero en realidad es casi un año menor.

P: ¿Tienes algún personaje favorito?

R: No, me gustan/disgustan profundamente todos. Confieso mi debilidad de escritora por la familia Jiménez (Richi, Carmen y Nata), pero no confiaría en ellos a menos que me fuera la vida.

Sobre Alcalá

P: ¿Naciste en Alcalá de Henares o viviste en esa ciudad?

R: No. Hubo una época en la que paraba mucho por allí, eso sí.

P: El I.E.S. Alonso Quijano, que se menciona en el libro como el instituto de Álex y Nick, no está donde lo sitúan las descripciones de la novela.

R: ¡Bien visto! Lo de llamar al instituto Alonso Quijano fue una decisión de última hora consensuada entre la editora y yo. Ella no sabía (y yo no recordaba) que había un verdadero instituto Alonso Quijano en Alcalá. El centro de estudios al que van Álex y Nick es ficticio y se encuentra cerca de la Vía Complutense. He intentado que las descripciones de Alcalá sean lo más fieles posible a su geografía y a la época, pero supongo que en alguna habré patinado, lo siento.

P: Tu representación de Alcalá de Henares y sus alrededores me ofende profundamente. ¿Dónde puedo protestar?

R: Puedes empezar organizando una quema pública de libros en la plaza de Cervantes. No asistiré, pero me haré eco de ella.

Bromas aparte, le tengo mucho cariño a la ciudad y no es mi intención ofender a nadie, solo parodiar una realidad que existe y existió en su momento. Soy la primera interesada en promover la cultura en el Corredor del Henares, pero creo que habría que empezar por promover el sentido del humor.

Sobre mí

P: ¿Un pavo rosa es un libro autobiográfico?

R: No. Oh, bueno, a quién quiero engañar… Hay algunas cosas que sí que se inspiran en mi adolescencia o en personas que conocía entonces (ver la serie de entradas “Un pavo rosa tras los focos”), pero la historia en sí es 100% inventada. ¿Que en mi instituto había una profesora que siempre decía lo de la vergüensa ajena? Bueno, es una coincidencia sin más (no me odias, señorita Conchita, ¿verdad? ¿Verdad?).

P: Tu representación de [personaje X] como miembro del colectivo Y me ofende profundamente.

R: TOTALMENTE DE ACUERDO. HAY QUE DECIRLO MÁS.

P: En serio, tu novela y tus personajes me ofenden profundamente. Dicen barbaridades, hablan fatal, no se respetan…

R: Con Un pavo rosa siempre supe que había gente que se la tomaría de forma literal. Personas que piensan que escribo bocao y pensao porque no doy para más, que tengo a Nick por un modelo de conducta, que soy machista porque Richi lo es, que estoy a favor del suicidio porque Álex afirma estarlo, etc. A estas personas solo tengo una cosa que decirles: por mucho que en la novela haya aspectos autobiográficos, yo no soy mis personajes. Me gusta crear un debate en la narración y que el lector se posicione en lugar de decirle lo que tiene que pensar. Si a ti no te va ese rollo, pon Un pavo rosa a la venta en Wallapop y lee Historias de gatitos VIII. Y no… eso último no se pronuncia «viii».

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