Crónica del concierto #lovethe90s en Barcelona

Como mis amigos saben que soy una gran fan de los 90, me habían regalado una entrada por mi cumpleaños para el concierto Love the 90’s en Barcelona el 7 de julio de 2017. No tengo palabras para describir el cartel. Ace of Base (bueno, solo Jenny, pero era «la morena de Ace of Base»), Vengaboys, Whigfield, Gala, Snap!, Rebeca, Chimo Bayo… Vamos, era como el sueño tecno de Un pavo rosa, así que fui. Esta es una pequeña crónica de los hechos. AVISO QUE VAN CINCO HORAS DE MI VIDA más todo el tiempo que pasamos esperando el comienzo, así que quizás lo de «pequeña» sea relativo a lo que viví.

Estábamos en el Palau Sant Jordi, el estadio de conciertos que está en mitad de Montjuïc y que resulta bastante agradable al llegar (¡explosión de naturaleza!), pero menos cuando llega la hora de irse. Nada más entrar, yo me compré una camiseta que lucí en el Orgullo y que pienso llevar hasta que se le desgaste la pegatina, porque me representa.

Mis amigos me habían reservado un asiento en una grada y lo agradecí mucho, porque una ya está un poco mayor para andar dando botes en pista durante varias horas (a ver, si asisto a un evento de música de fiesta de los 90, lo normal es que esté abuela). Sin embargo, el público estaba a tope y dándolo todo tanto en pista como en las gradas, por lo que no nos sentamos hasta después de la primera media hora. A mi lado había una chica monísima que parecía haber venido sola, cosa que no le impedía bailar como una condenada, y el lococoñismo se extendía por arriba y por abajo de mi grada. La gente venía disfrazada, borrachita, puesta

Empezamos con la primera mezcla de los Jumper Brothers, los DJ que ponían música entre actos y que terminaron por hacérseme eternos a pesar de que movían a las masas, y luego salieron OBK. Aunque les tengo mucha simpatía, la actuación fue bastante penosa, sobre todo en la parte vocal. Lo mejor fue cuando cantaron El cielo no entiende, y aun así tenía la sensación vergonzosa de estar apropiándome de los años 2000 (1). Me dejaron con bajón.

Después vinieron New Limit, a las que apenas recordaba, aunque me sonaba la canción de Smile. No me impresionaron, pero gracias a ellas (y al corsé kawaii en el escenario) recuperé parte del ánimo, que alcanzó cotas esplendorosas cuando salió la gran Whigfield… sin presentación. ¡Estaba cantando Think of You (sí, esa canción que se parece tanto al Saturday Night sin serlo) y la peña ni siquiera la reconocía! (Por cierto, está divina.) Era muy triste. Creo que el público habría recordado más Gimme Gimme o Last Christmas, aunque no sé si esta la habría podido cantar al ser una versión de Wham!

Cuando Whigfield terminó, salió Fernandisco (que está igual) a explicar quién era, dijo que le tenía mucho cariño y que arrasaba en Holanda. (Fernandisco, cariño, es danesa.) Cagadas aparte, hubo el Saturday Night de rigor con baile incluido. En aquel momento ya tuve claro que las coreografías y las pintas de los bailarines en el escenario eran de lo mejor del evento. Todos eran muy auténticos.

Luego Whigfield salió de escena sin cantar nada más, supongo que para irse a cenar unas croquetas o algo así, tuvimos más sesión discotequera al estilo Radical y empecé a tener la impresión de que las dos partes del evento no terminaban de casar: por un lado la macrofiesta tecno, que no necesitaba de ningún cantante, y por el otro la actuación de los artistas, que en muchos casos se veía eclipsada por los visuales de los entreactos. Yo, que soy más purista y más popera, habría preferido más énfasis en los directos (y más cuidado en el tratamiento sonoro) y menos en el rollo de discoteca; pero por la reacción del público, que flipaba casi más con los Jumper Brothers que con los artistas de la época, tuve claro que la mayoría no estaba de acuerdo conmigo. Business as usual.

Después de Whigfield tuvimos a Jenny de Ace of Base, a quien se le caía el pinganillo de la oreja todo el rato y dirigía miradas asesinas a donde se suponía que estaba el control. Cantó dos veces All That She Wants (?), en distintas versiones, y después Beautiful Life. Habría preferido otro tema, porque los Ace los tienen para dar y tomar, pero no me quejo.

Así llegamos a uno de los puntos fuertes, para mí, del concierto: los Vengaboys. En realidad, de la formación original poco queda, pero ¡seguían bailando! Más despacito, claro, pero eran sus bailes de siempre con sus vestimentas habituales. Cantaron Boom, Boom, Boom, Boom, Up & Down y We’re Going To Ibiza: muy bien escogidas. Me habría encantado escuchar Uncle John From Jamaica o La parada de Tettas, pero sabía que era soñar. 😉 Me lo pasé muy bien, bailé mucho, disfruté mucho, regresé a la época.

Después llegó Rebeca (la única y verdadera), que daba botes por el escenario con una energía envidiable. Fernandisco le dijo: «Rebeca, estás como una potra de carrera»… Esto, sí, bueno. Cantó Corazón, corazón, luego otro tema que yo no reconocía demasiado y, claro, OH, QUÉ SORPRESA, FERNANDISCO, NO LO ESPERÁBAMOS PARA NADA, Duro de pelar. Por entonces la gente empezaba a estar agotada. Llevábamos la mitad del concierto y ya no tenemos la energía de los dieciocho años. Aquí fue cuando mi compañero y yo empezamos a preguntarnos: «¿Cuánto falta?». Pues aún quedaba…

Fernandisco presentó a Snap! (I Got The Power y Rythm is a Dancer) diciendo que eran de Estados Unidos y diciendo mal sus nombres. Snif. Fernandisco, cariño, ¿tantos años en la radio y aún no sabes que en el eurodance, si alguien es de EE. UU., es por pura chiripa? Snap! son alemanes e hicieron una gran actuación pese al agotamiento general del público. Yo me sentía un poco niña de cinco años con las directrices de Fernandisco, aunque reconozco que eran… pues muy suyas:

—¿Queréis esto?
—Síiii…
—¡No os oigo!
—¡Síiii!
—¡Ahora más fuerte y con los brazos en alto!
—¡Wiiii!

Cuando llegaron Viceversa, yo abandoné el asiento de la grada para ir al baño y reponer fuerzas. La verdad es que no me decían nada, aunque el estribillo de «tu piel morena sobre la arena» me traía recuerdos. Estuve escuchándolos desde arriba hasta que regresé a mi sitio. Después vinieron Technotronic con Pump Up The Jam y más canciones de los Jumper Brothers. Aunque conocía la enorme mayoría, me sorprendió que había algunas que no me sonaban y que, sin embargo, el público a mi alrededor bailaba (cuando tenían energía; ahora se levantaban y se sentaban a intervalos).

Empecé a entrar en trance introspectivo y seguí en él durante toda la actuación de Corona, la brasileña de «Esas son Reebok o son Nike», que sinceramente habría necesitado un arreglo de sonido IMPORTANTE. Eso sí, ella estaba encantada de estar allí y se ponía a cantar a cappella canciones que no eran suyas, como Saturday Night (espero que Whigfield siguiera comiendo croquetas) o I Will Always Love You, con la que casi me explotaron los tímpanos. Mi compañero se inclinó sobre mí y me dijo que podíamos irnos si quería, pero…

… Yo no había venido para irme antes del final, y me alegro, porque después salió la impresionante Gala. En cuanto comenzó Come Into My Life, tuvimos claro que iba a ser la mejor voz y la mejor actuación. Ya había oído que Gala era buena en directo, pero se lo tomó en serio. Levantó al público agotado con tres canciones (por supuesto, entre ellas Freed From Desire) y al final nos obsequió con otra actual porque le dio la gana. Gala no venía a actuar en un evento nostálgico, venía a dar un concierto, y ese espíritu era el que yo estaba deseando ver. La aplaudimos a rabiar.

No recuerdo mucho más salvo que yo me derrumbé en el asiento y comí la comida de picoteo que trajo mi compañero (que me dijo «no quieres saber el precio»). Reviví, eso sí, durante la última actuación, curiosamente la de Chimo Bayo, que parecía un alien con el casco con luces que se había colocado. Me pareció brillante y muy en la línea del ambiente de los 90, aunque creo que solo reproducía sus propias actuaciones en los 90. No sé cómo, me encontré bailando a saco con «Exta sí, exta no» y sus famosos «hu-ha». Ya había desistido hasta mi compañera mona de la derecha, que se había arrastrado hasta la salida, y cuando terminó Chimo, pensé que a lo mejor también sería hora de ahuecar el ala.

No pude hacerlo porque cantaron Sensity World, solo una canción (Get It Up). De nuevo, no recordaba ese tema para nada, lo cual fue una pena, porque era el broche de la fiesta. Pero bueno, aplaudimos y nos abrazamos y silbamos y nos dirigimos con los huesos machacados hacia las salidas.

Eran más de las tres de la mañana cuando una horda de treintañeros y cuarentones se derramó por las carreteras de Montjuïc en busca de un taxi, un bus, un algo con lo que llegar a sus casas. Nosotros bajamos andando hasta plaza de España y llegamos a casa sobre las cuatro y media, que ya va siendo hora de meterse en la cama para unos abuelos.

En resumen: un gran evento, conocí el Palau Sant Jordi y me lo pasé de puta madre, pero no creo que repita cuando intenten replicarlo sin los artistas (porque lo harán). Quizá tenga más sentido así: no montas un macroconcierto para que las «estrellas» queden en segundo plano, porque muchas siguen en activo y ofrecieron grandes espectáculos. Y, si realmente lo que al público lo único que le importa es el efecto nostalgia y bailar un poco de música de éxtasis, ¿qué necesidad había de traer a toda esta gente? En fin, yo al menos lo agradezco. (Por cierto, ¿¿qué diablos usan estos artistas para estar tan de buen ver a día de hoy?? ¿¿¿Duermen en formol???)

Espero (deseo) que el éxito de este evento anime a otros bares y clubes a hacer noches temáticas de los 90. A veces escucho música de ahora y tengo la sensación de que hay una regresión a esta década, sobre todo en lo que respecta a la música de discoteca. Me alegro de que le vaya llegando su reconocimiento, aunque sea muy tarde.

Si os gusta la época de Un pavo rosa, os recomiendo pasaros por la página del evento para ver si habrá sesiones futuras en vuestra ciudad. 🙂

(1) Yo soy muy respetuosa con la música de cada década y me molesta mucho cuando en una noche de los 80 plantan sin despeinarse canciones de los 90 o de los 70. Cuando eso pasa, me da la sensación de que el DJ no está haciendo bien su trabajo y/o no tiene la formación suficiente para distinguir. Este evento se ajustó muy bien a la década en cuestión y creo que captó el espíritu discotequero que pretendía recrear, aunque sonaron algunas canciones posteriores por parte de los cantantes (lo cual es comprensible) y los Jumper Brothers, por su parte, se desviaron un poco con canciones como «It’s My Life» de Bon Jovi (2000) y, LO MÁS RARO, una versión makinera de «Total Eclipse of the Heart» (¡1983!)… que aparentemente gustó al público.

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