Sobre la novela esa de piratas (I)

Ahora que ya hemos anunciado «¡Sí, mi capitana!» en Café con Leche, me puedo quitar la gorra de editora entusiasta y volver a ponerme el sombrero de escritora chunga y errática, que es lo que soy.

La historia detrás de esta novela es curiosa. Un día estaba yo recuperándome de una cirugía en casa de mi madre y recibí un mensaje de una agente literaria. Se había leído algunos textos míos, le habían gustado y me preguntaba si tenía material para una novela que formaría parte de una colección erótica.

Ni corta ni perezosa, le compilé en pocos días un libro de relatos acerca de las chicas de Gaylands (que algún fan acérrimo conocerá) con una historia que hacía de hilo conductor y se lo pasé. El resultado fue mixto. La coordinadora de la colección consideró que era una propuesta muy bien escrita y que tenía su aquel, pero que le faltaba un poco de erotismo para lo que buscaban en este caso. La agente me lo tradujo: querían menos literatura y más sexo.

Ante la tesitura de modificar la novela que ya tenía, agarré el portátil, me bajé al bar y me pedí un barril de ron (vale, quizás fueran solo varios cócteles de ron). Pensé: sexo, entretenimiento, acción, aventuras…, piratas. Y me puse a escribir algo totalmente distinto. Hacía mucho tiempo que buscaba un libro sobre la famosa historia de Mary Read y Anne Bonny. Porque parecerá mentira, pero no hay. Está Lobas de mar, de Zoé Valdés, pero es bastante flojucho particular y poco satisfactorio. Está Lady Pirata, de Mireille Calmel, pero le sobran escenas típicas de «oh, mirad: una mujer pirata en un mundo de hombres» y le falta bollerío. El que más entretenido me resultó fue The Sublime and Spirited Voyage of Original Sin, que es una comedia, pero no está traducido al español y ni siquiera va de esos personajes, solo se inspira en ellos.

Yo tomé la historia «real» de estos piratas solo como base. Necesitaba, como me habían dicho, más sexo y más acción (lo que no me impidió ir a varias bibliotecas en busca de bibliografía y sorprenderme ante lo avanzados que los piratas estaban en algunas cosas). Así, Mary se convirtió en una estereotípica joven inglesa secuestrada por los malvados y lujuriosos piratas Anne Bonny y Jack Rackham. Pero como a mí me sale el ramalazo friki como a otros la pluma, comenzaron a haber rebeliones de esclavas sometidas, disfraces furry en el barco de los piratas, una balandra de marineros gays y un homenaje muy sentido al autor de La caza del snark (que da la casualidad de que también es el autor de uno de mis libros de referencia, Alicia en el país de las maravillas). En suma: hice lo que me dio la gana y me divertí de lo lindo. La mayor parte del tiempo, borracha.

Estuve viviendo y respirando piratas durante un par de meses y después le entregué la novela completa a la agente. Ya le había pasado más o menos la mitad y los coordinadores de la colección habían dado un SÍ rotundo a mi nueva propuesta. 🙂 Todo iba sobre ruedas, pero…

Con mucho tacto, la agente me dio malas noticias: el proyecto de la colección había quedado aparcado. 🙁

Me decepcionó un poco, pero no me molesté. El mundo editorial está muy apurado y a menudo los editores trabajan en proyectos que luego no salen adelante (con su consiguiente enfado). Además, al fin y al cabo, esto me había servido para emborracharme escribir otra novela. Para mí lo difícil no es escribir novelas, sino encontrar el momento y el canal adecuado para ellas.

Al cabo de varios meses, todo seguía igual y no había trazas de que el proyecto avanzara, por lo que pensé que tenía sentido buscar otros métodos de publicación. Me apena no formar parte de esa colección, que tenía una buena distribución y una propuesta interesante, pero la vida es larga y el porno es de esas cosas que nunca se acaban. A cambio, y considerando la experiencia que habíamos tenido con el libro Cuando calienta el sol, pensé en la oportunidad de probar por primera vez un crowdfunding y de controlar otros aspectos de la edición del libro, cosa que también me tentaba. Y en mi opinión, un libro de este tipo llamaba a ser ilustrado.

(Continuará…)

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